miércoles, 19 de noviembre de 2014

EL SABOR DE LA SALSA

El papel cooperativo de los músicos, refleja las raíces africanas de la salsa por lo que lo más eficaz para enganchar el ritmo, es escuchar la salsa como un conjunto en vez de instrumentos aislados.

Uno de los progenitores de la salsa es el Son Cubano, música de los trovadores, que cantaban sobre cualquier cosa que capturara su imaginación: lo buena que fue la cosecha, lo que tuvieron de cena aquella noche, etc. Se acostumbraban a improvisar con la lírica y con la voz pero siempre siguiendo la clave de la canción. La técnica de improvisación, llamada Soneo, es evidente ahora, y a ella se debe la reputación de muchos artistas. Generalmente sabemos que estamos escuchando salsa por la velocidad de la música. Normalmente las canciones con un tiempo medio se consideran chachachá, mientras que aquellas con un tiempo alto suelen ser clasificadas como salsa.

El estilo que se toca siguiendo el viejo género, sin los instrumentos de metal, revela claramente sus raíces: suaves ritmos africanos que se presentan en líneas de bajo y enmarcan líricas que se cantan de forma cooperativa, donde el cantante principal es respondido por otros cantantes de forma simultánea, o cantan piezas distintas de forma alternativa y el conjunto se completa con diferentes melodías. Otra influencia es el jazz, introducido en la salsa a través de los habitantes latinos de New York, y de quien la salsa tomó las improvisaciones y los juegos melódicos entre el piano y los instrumentos de metal.

Por lo tanto, la salsa le da sabor a la vida.


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